ELISENDA GARCÍA MARTÍN
Los que habéis
leído el Blog dedicado a dar a conocer una pequeña reseña de la figura de mi
Padre, Gonzalo Murillo García, de todo cuanto atesoraba como Padre, como
Educador, o como a él le gustaba llamarse Maestro y como Persona.
Hoy me
propongo a tratar de presentar en este blog a mi Madre, también una gran
Maestra y Madre Ejemplar e Inigualable.
He buscado por
todos sitios, la autoría de la frase tan leída y aplicada en infinidad de ocasiones,
más que nada llevado por la curiosidad, de tan rotunda y para mi esplendida
expresión, pero tengo que terminar reconociendo, no se quien dijo esto: “
Detrás de un GRAN HOMBRE hay siempre, UNA GRAN MUJER “, y en el caso de mis
padres, se confirma lo anteriormente expuesto, pero con una variante, la GRAN
MUJER no estaba detrás, estaba al lado en paralelo y en comunión con todas sus
vivencias.
Profesionalmente,
se complementaban se ayudaban, se convertían en uno con dos sensibilidades
distintas, ninguno perdía sus raíces, Gonzalo como extremeño, callado, austero
en sus planteamientos, pero firme y seguro. Elisenda, no podía ocultar su
impronta de andaluza y de andaluza choquera, con un ánimo alegre, dándole
vueltas a todo, hasta encontrarle algo bueno, algo aprovechable de donde se
pudiese sacar una lección.
Como pareja,
no es que fuesen en paralelo, es que iban de la mano, cogidos o abrazados pero
dando los pasos al mismo ritmo, y ese ritmo rodeaba de un halo que arrastraba,
que hacía a los que estaban cerca sentirse atraídos, y seguros. Así bajo este
esquema se puede ser MAESTROS, es más, yo diría que no hay más remedio que ser
MAESTROS.
Elisenda y
Gonzalo
Antes de continuar y para aquellos que
no hayan tenido la oportunidad de leer la parte de mi Padre, aquí les dejo el
enlace que les llevara a su blog, para que puedan leerlo, el enlace es: http://murillogarciam.blogspot.com/
Elisenda
García Martín. Nació en
Bonares (Huelva) el 15 de Noviembre de 1.907 Cursó sus estudios en Badajoz, con
un brillante expediente, culminó su carrera de Magisterio, obteniendo dicho título
a los 19 años (agosto 1927) lo que le impedía opositar al cuerpo Nacional de
Magisterio, ya que la edad mínima requerida era de 23 años. Su trayectoria
profesional la comienza rápidamente ya que en 1928 comienza a ejercer como
Maestra Interina en la Escuela Graduada Aneja de Badajoz, permaneciendo en la
misma, hasta 1930, que gana sin dificultad la oposición de Maestra
Nacional, lo que le lleva a Trujillanos (Badajoz), donde toma posesión de su
plaza, en mayo de 1931 y permanece hasta aprobar otra segunda oposición en
1935.
El ganar esta
oposición le permite reintegrarse, pero ya definitivamente y con plaza en
propiedad, nuevamente a la Escuela Aneja de Badajoz, en aquellos tiempos,
situada en la calle Calatrava, en el edificio contiguo al Club Taurino de
Badajoz. De ahí se trasladan en el 1936 al edificio de nueva construcción en la
zona de la muralla conocida como “Los Pinos”, más tarde pasarán utilizar un
edificio de la calle Menacho, junto a Capitanía, ya en los comienzos de los 50
a calle Abril, cerca de Castelar y posteriormente pasa definitivamente al lugar
que ocupan en la actualidad, donde ella permanecerá, hasta su fallecimiento el
27 de Septiembre de 1.970.
Su expediente
académico destacado, así como el comenzar a una edad temprana a impartir la
docencia, hacen de ella una mujer con una alta formación técnica. A lo que se
une una gran formación y arraigados principios religioso, todo ello hacen que
destaque y le sea reconocida su valía, tanto por Estamentos superiores como por
sus propias alumnas. Algo que destacaba en ella era la gran facilidad que tenía
para enseñar la Gramática Española, la Geografía y la Historia asignaturas que
dominaba a la perfección, pero a todas sus alumnas e incluso sus propias
compañeras, le admiraba siempre esa facilidad que tenía para enseñar estas
materias.
Durante su
periodo de ejercicio, como Maestra Nacional, es galardonada en reiteradas
ocasiones, por su valía profesional y su entrega a sus alumnas y el empeño que
por las mismas ponía, tanto para conseguir una formación académica adecuada
como para educar e inculcar a las mismas, una serie de valores, que muchas,
llegada su edad de adulta, de Madres o en su trabajo han reconocido y aun lo
siguen haciendo, tal vez por esa gran escala de valores que Doña Elisenda les
inculcó.
Como profesora
de Prácticas destaca también su gran labor como enseñante.
Por otro lado
es de gran valía ser Maestra de este Centro, dado que era donde las futuras
Maestras llevarían a cabo sus prácticas como tales, siendo estas Prácticas, una
asignatura importante, dentro de su carrera.
Por Elisenda
García Martín y al llevar esta el último grado de esta escuela, pasaron por
ella, aprendieron y bebieron de su sabiduría y su gran capacidad como docente y
educadora, las que posteriormente han sido grandes y destacadas Maestras.
Casada con
Gonzalo Murillo García, otro ejemplar Maestro de Badajoz ampliamente valorado y
galardonado con varias distinciones, cabe destacar la Gran Cruz de Alfonso X el
Sabio, y que Badajoz y Trujillanos le tengan hoy puesto su nombre a sendas
calles.
Fruto de este
Matrimonio nacen Siete Hijos, María Isabel, José María, María Amparo, María
Guadalupe, Alfredo, Manuel y María Elisenda.
Todo hace
pensar que con este número de hijos y dada las circunstancias de la época,
podría en parte desatender su labor como docente. Todo lo contrario, tras ser
una Esposa y Madre Ejemplar, en la docencia su trayectoria es siempre
ascendente, como así lo demuestran los distintos galardones y menciones
especiales que a lo largo de su vida profesional le han ido otorgando, de los
que cabe destacar:
En 1947
Segundo premio Provincial por la labor llevada a cabo en la dirección de la
Mutualidad Escolar de Badajoz, concede el galardón Caja de Ahorros de Badajoz
e Instituto Nacional de Previsión.
Sería
interesante explicar brevemente en qué consistía esa Mutualidad pues fue algo
ideado por Doña Amparo Martin Carrasco, siendo esta directora de la
Normal, y que después continuo Elisenda García Martín y que era unas
cartillas donde iban aportando las niñas, día a día, el dinero que podían, para
al acabar el periodo escolar recuperar esos ahorros. Cada día al final de la
jornada de trabajo, Elisenda hacia las anotaciones correspondientes a todas las
niñas de cada curso, recogía el dinero y lo deposita en Instituto Nacional de
Previsión quien a su vez lo depositaban en la Caja de Ahorro de Badajoz, creo
que ese era el circuito, lo cierto es que se motivaba el ahorro y a su vez a
las niñas les venía bien encontrarse ese dinero al terminar el ciclo escolar.
Elisenda, a la
derecha y un grupo de Alumnas
En 1951 Primer
premio Provincial por la dirección desempeñada en la Mutualidad Escolar,
otorgada por el Instituto Nacional de Previsión.
1952 Medalla
de Bronce Otorgada por la Comisión Nacional de Mutualidades y Costos Escolares
de Previsión.
El tema de la
Mutualidad Escolar de Badajoz, lógicamente lo llevaba independientemente de su
labor puramente docente.
En 1965 El
Ministerio de Educación Nacional y en su nombre el Director General de
Enseñanza Primaria le otorga el Nombramiento de “Maestra Nacional Distinguida”
por su eficiente y gran labor docente y educativa, según se hace constar en el
correspondiente nombramiento.
Todo se ve
cerrado con un gran broche de oro en el año 1966 ya que le es concedido, por el
mismo conducto anterior, el Lazo de Isabel La Católica, nuevamente para
resaltar su inmensa labor tanto docente como educativa.
Grupo de
Profesoras y Alumnas, Elisenda segunda por la derecha
Elisenda era
una mujer con un aplomo y una fe en ella misma impresionante, jamás se
alteraba, e infundía una tranquilidad fuera de lo normal, aun cuando
interiormente lo estuviera pasando mal. Sabía aparcar muy bien los problemas
para centrarse en cada momento en lo que estaba haciendo, tenía una gran
personalidad y siempre pensaba en positivo, sabiéndole sacar siempre el lado
bueno a las cosas.
De todo esto
podemos deducir que el matrimonio integrado por Elisenda García Martín y
Gonzalo Murillo García, fueron dos personas que han dejado tras si una
imborrable huella en el Magisterio Extremeño, han formado a tantas y tantas
persona, que aun en la actualidad los que tenemos el Gran Honor de ser sus
Hijos, no dejamos de recibir, muestra de cariño y agradecimiento hacia ambos.
Hay que pensar que eran dos Maestros que adoraban y sentían su profesión, eran
Maestros vocacionales y dado a que Elisenda estuvo en su profesión, durante
cuarenta y tres años aun muriendo siete años antes de cumplir la edad de su
jubilación y Gonzalo se mantuvo durante treinta y ocho años, imagínense la de
alumnos que por ellos pasaron. Dos vidas dedicadas en alma y cuerpo al Magisterio,
sin impedir en absoluto el rotundo éxito de su matrimonio y la total y absoluta
entrega, sin ningún tipo de reserva a sus siete hijos, a los que dieron todo lo
que tenían, que no era poco, y mas. Desde estas líneas y mirando hacia arriba,
os envío un fuertísimo abrazo a ambos, dando gracias a Dios por el tremendo
ejemplo que nos habéis dejado y que nos a servido para llenar de contenidos
nuestras vidas.
Gracias Mama,
gracias Papa, lo merecéis todo.
Manuel Murillo
García