jueves, 22 de julio de 2010

A MI MAESTRA, DOÑA ELISENDA

Testimonio de Doña Encarna Rabanal Santander, escrito en este mismo año y con un gran valor ya que relata las vivencias como alumna de Elisenda pero bajo el prisma de ser, hoy una destacada Maestra, lo que le hace saber valorar aún más las cualidades que de mi madre resalta. Quiero desde estas líneas agradecer públicamente a Encarna Rabanal Santander, las palabras que con el mayor cariño le ha dirigido a Elisenda, Gracias Encarna.

Esta son sus palabras:

A MI MAESTRA, DOÑA ELISENDA

Badajoz, años cincuenta, Escuela Aneja de Niñas “Ntra. Sra. de Guadalupe” que estaba en la calle Abril.

La Escuela era una casa normal pero bastante grande. En la llamada “cochera” estaba la clase de las párvulas, como antes se decía.

Mis recuerdos son claros como si hubiera sido ayer y eso que ya han pasado años.

Comenzaba un día cualquiera de la Jornada Escolar. Las niñas hacíamos la fila en la acera. Entrábamos y, en el pasillo, rezábamos y cantábamos el Himno Nacional con una letra religiosa y con la Bandera extendida. A continuación, cada curso,marchaba a sus respectivas clases. Las mayores recorríamos un trayecto más largo ya que nuestra clase estaba situada en el segundo piso, al lado de una azotea.

No era un lugar idóneo para dar clase, en invierno frío y en verano calor pero no tengo la sensación de haberlos sufrido.

Nuestra maestra, DOÑA ELISENDA, en mis recuerdos, la veo no demasiado alta, con gafas y siempre solícita y amable con sus alumnas.

No recuerdo un castigo impuesto por ella sino correcciones razonadas cuando tenía que hacerlo.

DOÑA ELISENDA, era una gran mujer, en toda la extensión de la palabra y una maestra con una formación exquisita.

Lo más importante es que sabía enseñar, sabía transmitir sus conocimientos de una manera amena y siempre nos animaba a continuar nuestros estudios.

En la enseñanza de la Lengua Española era estupenda, ahora lo reconozco ya que yo también he dedicado mi vida a la enseñanza y sé lo complicado que resulta enseñar a los niños y niñas a escribir bien, a redactar.

La Historia, la Geografía y las demás materias, no tenían secretos para ella.

Apuntes y Mapa de España eran los recursos que utilizaba. Nos sabíamos de memoria todas las cordilleras con sus sierras, picos, puertos incluidos, ríos afluentes, lagos…Estos conocimientos me sirvieron siempre en mis estudios posteriores.

Eran los años de la leche en polvo y del queso americano. DOÑA ELISENDA, por la mañana, hacía y nos repartía la leche y por la tarde nos daba el queso de la merienda. Parecíamos una gran familia. DOÑA ELISENDA sabía un rato ya que tenía siete hijos.

El local de la clase nos daba cierta independencia por ser las mayores y por su aislamiento de las demás clases.

Nunca aprecié en DOÑA ELISENDA una mala cara, no alzaba la voz pero sus palabras infundían respeto y se escuchaban con atención e interés.

Fueron para mí unos años felices a pesar de los apuros que se pasaban.

En aquellos años, a la Escuela Pública, iban los niños y niñas con menos recursos, la Escuela Añeja, rompió los moldes por el prestigio ganado a pulso, debido a las buenas maestras que tenía y entre las que se encontraba DOÑA ELISENDA como una de las mejores.

Cuando acabé mis estudios primarios, fui al Instituto, las alumnas de la Aneja teníamos fama de ir bien preparadas, sobre todo, en Lengua y todo gracias a DOÑA ELISENDA.

Lo mismo que ella, yo también he dedicado mi vida a la enseñanza y puedo decir que, a DOÑA ELISENDA, debo haberme dedicado a esta profesión.

Mi reconocimiento más sincero a esta gran mujer y gran maestra que nos transmitió además de los conocimientos, unos valores que ayudaron a todas sus alumnas a ser personas responsables y buenas ciudadanas.

GRACIAS MAESTRA